domingo, 30 de mayo de 2010

Dos Caminos


Salió del cine, sola.

El camino de siempre llevaba sus pasos, mientras la cabeza en las nubes, añoraba los gratos momentos dejados en la butaca donde el mundo de sus sueños bañaba su felicidad incentivando sus deseos y aspiraciones no comprendidas ni asumidas por la razón.

De pronto, sus pasos se detuvieron. El camino se bifurcaba: el de siempre y, el otro, no explorado.

El espíritu aventurero, gene del padre conquistador, la aventuró por lo desconocido.

Un ¡Hola!, cómo te llamas, dónde vives, nos encontramos mañana, escuchó tras sus cimbreantes pasos. Un mirar a los ojos, pues y tu quien eres si, puede ser y un hasta mañana, decidió el futuro cercano, de miserias, semillas, esfuerzos y sacrificios, pero de realizaciones y satisfacciones.

Con el reloj en la falda, se dio a la tarea de volver los punteros atrás, al instante en que su camino se bifurca, esperando su decisión.

Ahora, elige el acostumbrado.

Continúa la bruma de ensueños y realidades. La sensación de su ignorancia, la conciencia de poder hacer y realizar su voluntad, se va muriendo poco a poco, frente a las imposiciones, las trabas y piedras del camino.

Su espíritu rebelde, lucha por deshacer los nudos sociales y familiares. Trata de esconder la frustración, de olvidar, tras la música estridente. No puede, y la voluntad de lucha se va desvaneciendo cansadamente.

Los padres se miran y entienden. Asegurar su vida con un matrimonio al mismo tiempo que se salva el honor familiar, es lo adecuado. Así se decide. Hay un primo lejano, de buen futuro pero semi inválido, que promete una vida sosegada, sin apremios económicos y bendecido por la sociedad y la familia.

Recelo de convivir con muletas, tratamientos y demases, simulando felicidad en medio de transacciones comerciales poco santas, abominables, que llega a aceptar para tener la vida en paz. Los compromisos sociales, la moda y el tratar de no envejecer, matan su espíritu y sus ilusiones que llegan a ser sólo eso, ilusiones de juventud.
Pero, muy adentro de su alma, se siente vejada moralmente, siente que su juventud no llegó a madurar,

El reloj, cae de su falda.

Suspira. Con miserias, trajines y afanes, el camino equivocado fue el mejor.

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